domingo, agosto 30, 2009

Aikido, mi camino. Capítulo 1: Creciendo VI


Parte 6: Entro a la universidad y empiezo Aikido

De treinta y dos de mis compañeros de secundaria treinta se presentaron a exámenes de admisión para la universidad, sólo yo iba a trabajar. Ya habían decidido antes de la guerra que seguiría con el negocio de arroz de mi padre después de la escuela. Pero al ver lo que pasaba a mí alrededor empecé a preguntarme si estaba listo para dedicarme al trabajo y perdí interés. Yo sería el único que se separaría de sus amigos, pero al final, en mi último año, le pedí permiso a mi padre para que me dejara presentarme al examen aunque el estudio no era mi fuerte. El me dijo: “Esta bien. Tal vez te conviertas en un ronin (alguien que desaprobó el examen de admisión de la universidad y se presenta nuevamente al año siguiente). Presentate, pero ¿qué especialidad vas a elegir?” Estaba perdido porque no sabía mucho de eso. “¿Qué debería elegir? Padre, por favor pensá en algo…” Se llevó la mano a los ojos y después de un largo silencio, elevó su brazo y apunto al techo. “Esta es la era electrónica. Probá con electrónica”. Fue un momento de inspiración de mi padre.

De ahí en adelante me puse a estudiar con entusiasmo para los exámenes. A diferencia de mi hermano que estudio ciencia aplicada, a mi no me apasionaba ese campo. Las universidades entre las que estaba eligiendo eran Meiji y Nihon, me presente a las dos. Cuando fui a ver los resultados no vi ni mi nombre ni mi número de examen. “Será la tienda de arroz supongo”, eso pensaba mientras volvía deprimido a Kudanshita.

Una semana después de que me había resignado a seguir con el negocio de arroz llegaron cartas de las dos universidades que decían que fui incluido en la lista sustituta. ¿Por qué aprobé? No fue porque no me tenía confianza, sólo el 20% de los estudiantes de secundaria entraban a la universidad. El nivel de mi escuela y de otras escuelas en Tokyo era bastante alto comparado con el promedio nacional, así que seguramente me aceptaron por eso. Entré a la universidad Meiji que era más barata. Mi secundaria estaba en Akihabara y me tomaba treinta minutos llegar ahí a pie, pero Meiji estaba más cerca, sólo me tomaba quince minutos. Recuerdo que había muchos exámenes en los cursos de ciencias, y eran difíciles. (De todas maneras la era electrónica había llegado, justo como lo predijo mi padre – me saco el sombrero ante él). Pero lo más importante, cuando me convertí en un estudiante universitario también empecé mi práctica de Aikido.

Traducido por Nahuel Lombardi

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