domingo, octubre 23, 2011

Aikido, mi paso... Paula Domes


O´Sensei Ueshiba Morihei


Cuando observo al Sensei explicar una técnica veo dos piezas que se van uniendo en cada momento como un rompecabezas… eso es la armonía, el awaze. Parece una danza. El entendimiento uke – nage , el agarre en el lugar justo, los pies en el lugar exacto, la postura del nage, el dejar fluir una técnica ….
A medida que va pasando el tiempo cada simple ejercicio que hacemos en el Dojo va tomando una importancia única. Todo se relaciona. Todo tiene un por qué, desde los abdominales y las flexiones de brazos hasta el practicar los golpes y desplazamientos aislados (fuera de la técnica)
Obviamente aprender Aikido no es algo fugaz … no tiene un tiempo predeterminado ni promesas de “en un año aprendés esto … en dos aquello … y así sucesivamente …” es una cuestión muy personal. Cada uno a su tiempo. En mi caso en particular, de a poco voy tomando conciencia de todo lo que hacemos, de la importancia de cada ejercicio, de ir viendo como unir todo y como usar las herramientas que vamos adquiriendo... de a poco … como dijo O’Sensei:


-En tu adiestramiento, no te apresures,
ya que dominar lo básico y llegar al primer peldaño
lleva un mínimo de diez años.
Nunca te imagines ser maestro de la perfección que todo lo conoce;
debes continuar tu entrenamiento diario
junto a tus amigos y discípulos y progresar juntos
en el Arte de la Paz
-Ó Sensei Morihei Ueshiba-



Paula Domes
6to Kyu.

miércoles, octubre 05, 2011

¿Por qué?

Hace unas horas estaba completando los formularios nuevos del dojo. Cuando estaba terminando el de Aikido Unión Argentina me topé por segunda vez con la misma pregunta: “¿Por qué entrena Aikido?”. La primera vez fue cuando llené este mismo formulario en el 2007 para la escuela anterior. Aquella vez respondí expresando lo que me producía la práctica, lo mucho que me gustaba descubrir cómo se mueve mi cuerpo y lo bueno que era hacer ukemi, o algo por el estilo. No me acuerdo bien. Esta vez iba a poner algo parecido hasta que me percaté de mi situación. Yo estaba en el dojo después de que se había ido Sensei, y hasta después de que Alvaro se hubiera ido. Estaba solo y lo había estado durante 20 minutos, entrenando frente al shomen y viendo como se iban los chicos de básquet. Estaba sentado a la mesa completando los formularios para no tener que llevármelos y no arrugarlos.
Me di cuenta que practico Aikido, no sólo porque me gusta, o porque me encanta la sensación que me recorre el cuerpo cuando me sale bien (o eso me parece) un ukemi o un nage. Creo que va más allá de las técnicas. En un momento estuve parado en el tatami sólo por estar en él, no pensaba hacer ninguna técnica, sólo sentir la superficie de práctica en la planta de los pies. En ese momento me acordé de la Koshukai. Un evento de Aikido en el que se presentaron 10 Sensei el 17 de septiembre y 6 el 18. Yo asistí a la jornada completa del 17 que duro desde las 9 hasta las 19:30 con un descanso de 50 minutos para almorzar, no tenía que hacer todas las clases, pero las hice, a duras penas, pero la hice. En un principio íbamos a ir unos cuantos, pero al final el único que disponía de tiempo fui yo. La jornada fue muy enriquecedora. Practiqué 10 estilos de Aikido seguidos, nunca había entrenado tanto tiempo. En cada clase cada Sensei mostraba su estilo a su manera y dejaba ver su enfoque. Estaban los que avocaban su práctica al kihon, otros a la respiración, otros a la relajación, otros a la unión (el Ai), otros la expansión del ki, otros a la paz, otros a expresarse a trabes del Aikido, otros al kokyunage.
Estas experiencias, me llevaron a darme cuenta que Aikido no es sólo técnica; lo mismo me pasó con Igarashi Sensei, en tres clases hicimos tai no henko, ikkyo, nikkyo y saho kokyuho y aprendimos muchísimo.
Aikido es algo que pasó a formar parte de mí. Siento que no lo puedo controlar. Lo necesito, necesito hacer Aikido, mi cuerpo me lo pide. Es un camino de descubrimiento constante que me acerca cada vez más a algo que no se aún qué es, pero que quiero averiguar.
No sé si esto se considerará Aikido directamente, pero partiendo de la base que Aikido es todo no me puedo escapar de él.

Aikidowa zenbudesu

¿Ustedes por qué practican lo que practican?

Nahuel Lombardi (23)
3er kyu

lunes, octubre 03, 2011

¿Por qué practicamos?

Buenas gente,
Si se fijan en el texto “Desde afuera” escrito por Nahuel en este mismo blog verán un comentario parecido a esto: el sensei muestra una técnica, dice ikkyoonegaishimasu y cada quien ejecuta la misma como le sale; no hace mucho el sensei dijo en clase que le gustaría que (desde naranja para arriba) se hiciera lo que el muestra, no lo que se tiene ganas: esto es, si mostró la variante 3.2.1.3 de Ikkyo, no hagan la 3.1, ni la 3.6, ni la 18.4.7 o cualquier otra, sino la que se mostró. Luego, creo que está también en el texto de Nahuel (o en el que escribí yo, de nombre Omura), Raúl comentó algo acerca de que vamos a la práctica de aikido por el placer de la práctica y no por ninguna de las razones filosóficas que solemos decir que usamos (“pienso aikido, respiro aikido, vivo aikido” de J P Fava). Ayer, Silvia me preguntó para qué pasábamos el trapo si igual quedaba hecho una mugre (un rato antes, Ayelen dijo que ella iba a pasar el escobillón porque con el trapo solo quedaba hecho una mugre). Para mí, todo esto está conectado. Es todo parte de una misma cosa, esa cosa que llamamos Aikido. Yo pienso igual que Fava, e igual que Raúl. Y si se fijan en la referencia que hizo Eze en su último post a unas palabras de O-sensei, superados los 6 meses podés practicar indefinidamente. ¿Qué estoy tratando de decir? (Eso, ¿qué estoy tratando de decir?). Pienso que no hay una razón por la que practicamos aikido sino que simplemente practicamos aikido. Esto parece una obviedad (o una estupidez) pero dijo Schlegel que todas las grandes verdades son triviales. Entonces, ¿por qué practico aikido? (paso a singular, que no sé si puedo realmente generalizar esto) o ¿por qué limpiamos el tatami? Por la misma razón que debemos dejar los zapatos mirando hacia afuera del tatami cuando estamos en la práctica: para simbolizar el hecho de dejar los problemas del mundo cotidiano afuera. Porque cuando entro al tatami, paso a modo Patricio-insoportable-aikidoka (fuera siempre estoy en modo Patricio-insoportable). Es como si te metieras en la burbuja del aikido y fueras otra persona (pero no para ser otra persona: solo sos otra persona). En mi caso, la misma persona de fuera, con la bolsa de tragedia y la lista enorme de defectos a cuestas, pero distinto. Ser otro dentro de uno mismo. ¿Para qué practicar, para qué limpiar? Solo porque sí. No para filosofar sobre ello, no por el placer de practicar, no para encontrarte con un grupo copado de gente, no porque Iriminage omote es una de las cosas más bonitas que he visto en mi vida, no porque prefiera usar el escobillón de casa como jo para practicar los kata en lugar de usarlo para barrer, sino solo porque sí. No niego ninguna de las otras razones, que considero todas verdaderas, sino que digo que ese espacio físico de 8 x 12 planchas de goma es otra cosa. Entiendo que la gente no me entienda cuando divago de esta forma. Es difícil escribir estas cosas cuando no sabés muy bien a dónde vas. Pero creo que ese dojo es el lugar en el que más me siento que pertenezco, o el lugar en dónde puedo ser cualquier clase de insoportable que igual está bien. ¿Por qué practicamos? No lo sé. Pero practicamos. Y por eso,

kanpai

Patricio (30)
4to kyu