martes, septiembre 30, 2008

Aikido, mi camino. Capítulo 2: Gente que conocí en Aikido I

Parte 1: El Fundador Morihei Ueshiba

La primera vez que vi al Fundador, Morihei Ueshiba fue varios días luego de haberme anotado (en Hombu Dojo). El era bajo, pero ancho de hombros y macizo. Aunque el estaba viviendo en Iwama para esa época, el solía ir a Tokio y mostrarse en el dojo. Mi primera impresión de él (este hombre es el Fundador del Aikido) fue que debería ser el líder individual, pero… cuando O Sensei visitó el dojo, todos los uchideshi se alinearon para recibirlo en el camino de entrada.
El brillo en los ojos de O Sensei nos inspiraba. El hablaría sobre Kojiki (Crónicas del Japón antiguo sobre mitología japonesa.) y otras ideas espirituales de difícil comprensión sin detenerse hasta que nosotros sentíamos “no se va a detener nunca?” Sinceramente a veces quedábamos estupefactos. Hoy en día me arrepiento de que no hubiéramos prestado mas atención y escucháramos con detenimiento y tratáramos de comprender lo que nos decía, pero ya es tarde.


En otros tiempos el solía moverse como agua que fluye y nos mostraba todo tipo de técnicas. Algunas veces el nos llamaba la atención y otras veces nos extendía su mano para recibirnos como los mejores. Sin ninguna explicación el fácilmente arrojaba a algún compañero diciéndonos simplemente “miren y recuerden”


Yo fui arrojado muchas veces por O Sensei, por su mano y choque contra el tatami; Yo me concentraba en estar atento, pero sus técnicas eran diferentes. Estaba como si no pensara en nada pero aun así sus técnicas (de arrojar) me dolían. Muchas veces deje escapar un “ouch!” estaba tan sorprendido que un hombre en sus setenta años, aunque sea O´sensei, pudiera lanzar con semejante poder. “Si el realmente pierde contacto, me sorprende lo que podía hacer” (If he really cut loose, I wonder what he could do) Pensaba con preocupación.


De vez en cuando, O Sensei llamaba desde Iwama diciendo “¿Estoy enfermo, puede venir alguien?” Alguien era enviado y a mi me toco varias veces. Una vez ahí, recuerdo, O Sensei estaba fuera en el jardin con algun deshi luciendo demasiado saludable para estar enfermo.

“Ah, viniste tu,” y sonriendo nos servía torta.

En un principio no lo comprendía , pero luego me di cuenta que cuando O Sensei envejeció en soledad, él llamaba a sus jóvenes alumnos (deshi) para que lo visitaran diciendo que estaba enfermo.


En la primavera de 1955, una práctica especial fue dictada por yudanshas de todo el Japón en el Hombu Dojo. Varios instructores del Hombu se unieron a Sunadomari Sensei de Kyushu, Tanaka Sensei de Osaka, Hikitsuchi Sensei de Wakayama y de Tohoku, Shirata y Otake Senseis y otros junto a nosotros por una semana de práctica. El último día hubo una fiesta que contó con Shiod Sensei de Yoshinkan, Katori-Shintoryu’s Sugano Sensei, Fujita Sensei de Ninjutsu, Matsuo Sensei de Iaido y muchos otros notables artistas marciales. Senseis representativos de varias escuelas de Aikido también eran invitados junto con la plana mayor de la Armada Naval, todos en una velada agradable.

Durante este taller de una semana, algunas clases eran canceladas pero Kisshomaru Sensei parecía olvidarlo y yo debía ser el compañero de una mujer que tomaba clases privadas. Mientras yo instruía a esta mujer que era la esposa del presidente de una cierta compañía, O Sensei pasaba por el corredor y nos vio practicando. En cualquier otro momento el me hubiese reprendido a los gritos, pero al ver que mi compañera era una mujer, sus ojos se abrieron grandes y dijo “bien” y luego siguió su camino sin decir mas.

A menudo O Sensei nos daba demostraciones donde el sostenía un bokken o un jo en una mano y varios deshis también lo sostenían y trataban de sacarle el arma, pero él permanecía inamovible mientras que con una técnica el nos podía derribar a todos nosotros. Yo participe en varias demostraciones pero no tengo idea de cómo el podía lograr eso. Yo se que el estaba centrado y sus movimientos eran precisos pero era increíble lo que podía hacer.


O Sensei falleció el 26 de abril de 1969 pero varias semanas antes de eso, el había sido dado de alta antes y pudo permanecer en su cuarto privado en el Hombu Dojo. Los instructores del Hombu Dojo lo cuidaban, por las tardes nosotros los deshis practicábamos en silencio, y al anochecer lo cuidábamos. El solía quedarse dormido y a veces en las mañanas decia algo así “no pude dormir anoche porque alguien roncaba”


O Sensei podía sorprendernos de lo diferente en que era de las personas comunes. En su último año, el solía ser ayudado para subir las escaleras y algunas veces decía “Estoy enfermo” pero en el momento en que ponía un pie en la sala de práctica su espalda se enderezaba y él se veía perfectamente saludable y daba una explícita demostración. Pero una vez mas, al salir el debía ser ayudado por los deshis.


Luego vinieron los tiempos en que O Sensei debía ser ayudado para ir al baño. Lo sujetábamos por sus brazos pero nos tomaba todas nuestras fuerzas, era como levantar una piedra gigante. “Sensei, no podemos moverlo…”
“Ah, estoy lleno de ki …” luego el dejaba de extender su ki y podíamos sacarlo de la cama. O Sensei no era una persona común y corriente, eso es lo que logre entender.
El tenía 86 años.


de traduccion propia

viernes, septiembre 19, 2008

Frases

Son un par de frases de O Sensei que encontro y tradujo nuestro compañero y amigo Nahuel Lombardi.

Cada uno de nosotros es un universo en miniatura, una capilla viviente.

Siempre debes practicar con felicidad.

El Aikido entrena el espíritu del hombre e invoca al espíritu de la paz.

EL progreso llega a aquellos que entrenan y entrenan; la confianza en técnicas secretas no te llevara a ningún lado.

El hierro esta lleno de impurezas que lo debilitan; a través del forjado, se convierte en acero y es transformado en una espada afilada. Los seres humanos se desarrollan de la misma manera.

Lastimar a un oponente lastimarse uno mismo. Controlar la agresión sin infligir daño es el Arte de la Paz.

Al Aikido no le interesa arrojar gente.
No tiene que ver con la indulgencia.
Su propósito no es tomar vidas.
Es el camino para unificar la mente, el cuerpo y el espíritu.


O Sensei
Ueshiba Morihei
Fundador del Aikido.