jueves, septiembre 22, 2011

Aikido y el Dojo. por Silvia Gonzales

 
En que pensamos cuando pensamos practicando aikido:

Primer paradoja, creo que hay que pensar lo menos posible…dejar que la técnica y el cuerpo fluyan. No que los pensamientos bloqueen a la técnica y al cuerpo…a veces con el pensamiento es cuando nos encontramos intentando asimilar mas de lo que podemos, quizás seria el caso de nuevos alumnos,o pensando que ya lo
se,quizas seria el caso de todos.
Lo primero se soluciona practicando y practicando, mirando, observando y sintiendo…y de pronto la repetición de la técnica es la que le indica a mi mente: “ah” la técnica era así, porque algo me señalo desde dentro mio que era la forma indicada. Es como un instante en el cual confluyen mi cuerpo, mí menté, la
técnica….armonía..que soy uno conmigo …awase.
Lo segundo (cuando creo que ya lo se), me parece más difícil y complejo. Si bien se ponen en juego cuestiones personales, también cuestiones con uke.
Entre las innumerables cuestiones personales que podría haber como la soberbia, la falta de interés en lo que me puede mostrar mi compañero, en no encarar la repetición de la técnica buscando algo nuevo….me gustaría mencionar una. Esta última: no encarar la repetición de la técnica buscando algo nuevo. La mayoría
de nosotros comienza practicando la técnica como que ya la sabe…y cuando se encuentra con algo que no…horror, ataque a la autoestima..intento salvarlo haciendo la técnica rápida o con fuerza o intentando que no se note, que yo no lo note.Camino totalmente contrario no? Incluso cuando el sensei indica algo muchas veces lo hacemos al revés…y escuchamos: “paren” no es lo que mostré” y hay que volver para atrás.
¿No será mas fácil empezar a practicar la técnica como la indico el sensei y que mis fallas conduzcan a la superación de mi técnica?

Lic. Silvia Gonzales
1er KYU

3 comentarios:

Martin dijo...

Me pasa cada clase,gracias Silvia por tu pensamiemnto.

Naueru dijo...

Comparto senpai, cuándo la técnica no sale me miento y la hago a fuerza para quedar bien y en realidad quedo peor. Gracias por la reflexión.

Anónimo dijo...

Maldito ego