Nota dedicada a los
practicantes de aikido por Union La Plata Dojo.
Artículo basado en
hechos reales
El Aiki-Místico
Suele entornar los ojos
al realizar las técnicas, espera encontrar así la comunión con el espíritu de
Ueshiba, que, como todos sabemos, basta con entrecerrar los ojos para que
nos inunde cual marea arrolladora.
Trata de evitar en la
medida de lo posible todo contacto con el suelo: sudar es sumamente
ordinario y rodar sobre el tatami es rebajarse al nivel del mono.
Conoce todas la citas de
Ueshiba al dedillo y practica, o eso dice, zazen 5 horas al día.
No suele relacionarse
con el personal, él no va al dojo para ser vulgar, y beber cerveza con
esos degenerados que sólo quieren pasar un buen rato, no, el está allí para
encontrar su lugar en el mundo y absorber el conocimiento del Cosmos cuando
a éste le dé la gana de entender que él, y sólo él ,es digno depositario de
dicho conocimiento.
Cómo va a hacérselo
comprender al Cosmos no lo tiene muy claro, pero seguro que no va a ser
relacionándose con gente vulgar.
No se debe mezclar con
el prototipo “currante” si no queremos que su vida sufra un giro radical (o su
cuello)
El Aiki-chino
Ha visto muchas
películas de Bruce Lee y de Jackie Chan de pequeño.
Lo habitual es que
muchos de nosotros las hayamos visto también, (a ver si ahora lo negamos), La diferencia en esta tipología es que pretende realizar aikido
del mismo modo. En su momento ha tenido contacto con otras artes marciales
cercanas a los circense y su aprendizaje está salpicado de abundantes
movimientos atléticos, contorsiones y golpes variados.
Es difícil hacerle
entender que para realizar aikido no es necesario mover la manos como una
bailadora excepcionalmente activa ,ni dar saltitos de boxeador y que, de
momento, las patadas voladoras no son aplicables en su práctica.
Suele atravesar momentos
de hosco enfurruñamiento cuando le prohíbes realizar los kiai como una gata en
celo.
El Aiki-Matón
Se plantea el aikido
como un enfrentamiento continuo y se pasea por el tatami dispuesto a
contestar a cualquier reto.
No es el más rápido, ni
el más listo, ni el más técnico, pero su mirada, perfeccionada por horas y
horas de detenido visionado del exquisito cine de Seagal, te dice “Oye...,
soy el master de esto..., ni se te ocurra cruzar mirada o
saludarme ".
Cuando realiza un agarre
utiliza todas las triquiñuelas habidas y por haber para dificultar .
Eso sí el parecido entre
su ataque, y el que debe ser es pura coincidencia .
Suelen doblar pronto y
darse cuenta que las poses tipo “podría estar en la CIA si quisiera” no
funcionan con toda la asiduidad que a ellos les gustaría.
No obstante una vez
recompuestos de un encuentro con cualquiera de la familia akidokil “quebrantahuesos”
o “currante” ,y sacudido el polvo de su keikogi, si no existen daños mayores
que a su dignidad, volverá a la caza de algún incauto o incauta
Aiki-Pulpo al que atormentar.
El Aiki-Pulpo
Son gente normal y
corriente con una única peculiaridad: cuando son cometidos a cierto
estrés se transforman… en pulpos, o por lo menos esa es mi teoría ya que
si no, no me explico que una conversación tipo con esta familia de aikidokas
sea: - Avanza la pierna izquierda…
Después de una pausa
bastante mayor de lo necesario para poseer sólo dos ejemplares de las susodichas
extremidades y perder algo de brillo en los ojos, te mira, mira sus piernas, te
vuelve a mirar y contesta: - ¿Eh?
¡Oh, cielos la
transmutación se ha producido!, piensas, y entonces, armándote de paciencia, le
dices: - Tu pierna, la izquierda, muévela hacia delante.
Nueva pausa. Después de
un breve temblor,irremediable e inexorablemente moverá su pierna derecha.
Los encuentros con su
depredador natural el “Aiki-matón” resultan ser catastróficos
habitualmente, ya que a más presión empleada más piernas, pies, manos y
brazos parecen crecerles.
El Aiki-Escéptico
Después de recibir una
proyección o una luxación, este tipo de aikidoka, se levanta un poco
amoscado y te dice muy serio (se dan casos en los que incluso, los muy
desvergonzados, llaman al maestro para hacerles partícipes de su
escepticismo): - ¿Ok, pero y si te agarro así? Nueva proyección o
luxación. – Um, ok… ¿pero y si ahora antes de que llegues te aplicara una
in movilización tibio-rabadillera y aplicara la técnica Genki Dama (bomba de
espíritus) que he observado en el capítulo Nº 3.656.789 de Goku? De nuevo
le proyectas o luxas (quizás un poquito más fuerte de lo estrictamente
necesario).
Frotándose la
articulación dolorida o tratando de encontrar resuello sigue en sus trece y te
espeta: - Ya veo, pero… ¿y si nos encontráramos sumergidos a 10.000
metros en un batiscafo y te apuntara con un magnum 45 que he ocultado en
mis calzoncillos? Esta técnica no saldría.... Seguro.
Mira, tanto manoseo de
tecnicas , se me agotó el amor. Te conviertes brevemente en un
Aiki-Quebrantahuesos y estrellas su anatomía con ganas contra el tatami en la
siguiente proyección, a ver si así todas las armas de destrucción masiva que
pueda ocultar salen a la luz.
Normalmente sus dudas le
abandonan al mismo tiempo que las lágrimas acuden a sus ojos.
El Aiki-Compasivo
En esta variedad suele
haber abundancia de chicas, qué mas voy a decir . no tiene porqué ser así
siempre, Son practicantes para los que causar el más mínimo dolor o
malestar a su compañero les resulta insoportable.
Cuando realizan las
inmovilizaciones a menudo ponen cara de pena y, si nadie vigila, sueltan
mucho antes que uke siquiera haya iniciado el movimiento para golpear el suelo.
Si por una casualidad le
explicas la luxación y/o inmovilización aplicándosela su compañero, su
cara se transmuta de forma que podría servir de modelo a cualquier
pintor que quisiera plasmar a la Virgen cuando bajan a Jesús de la cruz.
Cuando les dejas se
deshacen en excusas si la intervención ha sido a petición suya o por su
culpa, incluso aunque no lo haya sido.
Si por ellos fuera todas
las técnicas acabarían con un besito y/o fraternal abrazo.
Son caldo de cultivo
para que los “Aiki-Escépticos” apliquen y verifiquen sus más locas teorías
o para la desesperación del Aiki-Currante.
El Aiki-Posturitas
Nada más entrar en el
baño de un Dojo miran a ver si tienen espejo.
Los podrás encontrar en
todos los dojos mirando disimuladamente su reflejo, aunque sea en los
vidrios de las ventanas mientras realizan las técnicas y poniendo
posturitas a ver que tal quedan.
Es para ellos un
misterio el hecho de que Ueshiba desarrollase el aikido sin tener un sólo
espejo en el dojo.
El Aiki-Saltimbanqui
Suelen ser jóvenes y con
una gran energía que gastar.
Es como intentar hacer
aikido con una ardilla atiborrada de anfetaminas: a la mínima que les
pones una mano encima para realizar una técnica saltan como si les fuera a
atropellar una trailer de siete ejes. Normalmente, mientras realiza su
parabólica caída, te miras las manos asombrado por si has adquirido algún
poder sobrenatural de improviso.
Cuando te toca atacar a
tí, ya puedes ser el más avezado Aiki Perezoso que antes de que puedas
explicarle que “Es importante estudiar las técnicas pausadamente” ya
le tendrás subido a tu espalda golpeándote con todo el ardor de un mandril
histérico.
El Aiki-Parlanchín
Este tipo de aikidoka
suele elegir el tatami para charlar sobre cualquier tema que se le
ocurra, te preguntará por tu trabajo, por tu familia, por tu equipo de
fútbol… por lo que sea, el caso es ser “comunicativo”.
No confundir con el tipo
Aiki-perezoso ya que no lo hacen por “estudiar la técnica” sino
simplemente porque el aikido es para ellos una especie de extensión del
Facebook.
Lo que mola es conocer
gente. Y lo que mola todavía más es cuando les toca practicar con un
aikidoka del tipo “asceta” o “pistolero”.
En esos se me antoja
juntarlos para que compartan. Si quieres practicar tranquilo suele funcionar
fingir una discapacidad auditiva irreparable en el momento del saludo.
El Aiki-Guerrero
Estos son los
“nacidos pa matar”. No les trates de explicar nada porque para
ellos son el último eslabón de una larga lista de reencarnaciones de
samurais, templarios o las dos cosas y están allí para beneficiarnos y
dignificarnos con su presencia.
Su contacto real con las
artes marciales ha sido nulo o meramente testimonial
y sin embargo están
insuflados por el ardor de su creencia en haber cortado muchas cabezas en
alguna otra vida.
Realizan las técnicas a
su bola y ya seas maestro o alumno no los corrijas,
porque su mirada cambia
a un odio recio , ellos seguirán realizando una mezcla de aikido, karate,
muai thai y pesca con mosca porque les place y así les da derecho su pasado de
guerreros superiores.
Normalmente son una
mutación avanzada del tipo “pistolero”. No son mala gente, pero son muy
pesados.
El Aiki-Bocop
En apariencia puede parecer
gente normal pero en realidad son mutantes con un dermatoesqueleto que les
hace tener una flexibilidad similar a la de una gárgola artrítica.
Deberían llevar escrito
en su keikogi en un lugar bien visible y en letras destacadas: PELIGRO no
intentar inmovilizar, riesgo de hernia inginal.
En determinados casos se
da un híbrido entre el Aiki-Bocop y Aiki-Pulpo (lo que se ha bautizado como
Aiki-Pulpop o en lenguaje llano “Rompehuevos”) híbrido éste que hace a
muchos maestros buscar la paz en algún lugar remoto y tranquilo como Burundi o
Afganistán.
El Aiki-Perezoso
Todo debe ser estudiado
pausadamente para este tipo.
Debemos estudiar los
movimientos con calma, nada de correr, ni siquiera de ir a una velocidad
normal.
Este tipo de practicante
realiza aikido de forma que el un chino de 120 años
practicando Tai-Chi
parezca un Shaolin increíblemente gimnástico. Nada de apretar, nada de
estrés.
Cuando les toca caer, si
es que topas con un aiki-perezoso portentosamente atlético, lo harán de
forma tan pausada que te preguntarás si por ventura la tierra habrá perdido
parte de su masa de repente.
Existe un teoría que
asocia a los Aiki-Perezosos como evolución defensiva del
Aiki-Pulpo, pero todavía no se ha estudiado en profundidad.
No es que sean vagos,
no, es que estudian la técnica.
El Aiki-Currante
Viene a ser lo que un
vigoréxico en un gimnasio.
No emite ni una sola
palabra, sus ojos están iluminados por el sagrado fulgor del fanatismo
aeróbico y suele entregarlo todo sobre el tatami.
No es especialmente
colaborador ni especialmente “duro”, su meta es sudar y lo va a hacer
aunque tenga que reventarse los huevos en el tatami.
Naturalmente suelen ser
los tuyos los que acaban reventados.
El Aiki-Quebrantahuesos
Suele ir asociado como
sub-especie al Aiki-Currante y se caracteriza por emplear una energía
inusitadamente violenta para realizar sus proyecciones o luxaciones.
Es entretenido observar
como sus víctimas, habitualmente Aiki-Matones,
recogen sus globos
oculares del suelo después de la primera proyección
mientras boquean
enloquecidamente tratando de hacer que sus pulmones funcionen de nuevo.
En su versión extrema y
más peligrosa se camuflan como Aiki-Perezosos lo que les hace, si cabe,
aún más peligrosos: cuando crees confiadamente que todo va a ir como la
seda, a una velocidad que hace de un perezoso el Usain Bolt de los
mamíferos, te sorprende con una luxación que hace que las lágrimas fluyan
de tus ojos en plan“Puente de Madison” o una proyección en la que, después
de despertarte, tratas de recordar la matrícula del camión que te ha
atropellado.
Todos, nos manejamos en
cualquiera de estos apartados o tenemos un “amigo” al que identificamos
plenamente con alguna de estas familias aikidokiles… ¿o no?
2 comentarios:
YO SOY ESE.....
que loco! no? nadie pone mensaje ,ni se hace cargo......
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