martes, abril 13, 2010

Cuando viene un visitante

Cada vez que alguien visita nuestro Dojo con intensiones de practicar Aikido, es una alegría muy grande para mi, y creo que para el resto de los integrantes también; porque es alguien que esta dispuesto a abrir una puerta y ver que hay detrás, un potencial practicante, uno mas que descubrirá todo lo que Aikido tiene para ofrecer en el plano personal, social, físico, mental, espiritual y una larga lista de bondades que solo conoce quien lo practica. Ahora aqui se plantea el problema, que quien presencia 90 minutos de Aikido comprenda el potencial del arte.
¿Porque digo que es un problema? Zygmunt Bauman (filósofo contemporáneo polaco) define los tiempos actuales como "modernidad líquida" donde todo es efímero e instantáneo, donde hasta las personas sufren una devaluación sistemática e irreversible, donde todo debe ser obtenido rápidamente para luego ser descartado, los objetos de consumo, las personas, amistades, amores y porque no artes marciales.
Aikido viene a chocar con esta realidad puesto que es un arte marcial tradicional, concebida sin el frenesí y la liquidez actuales, donde lo descartable no existía (y no hablo solo de lo material, hoy hasta las emociones son de descarte). En Aikido toma entre unos 8 y 10 años -mínimo- de práctica continua para llegar a cinturón negro (hakama, yudansha, dan o como prefieran), y una vez alcanzado este es sólo un punto de partida, uno esta muy lejos de decir "yo sé Aikido".
Entonces cuando un visitante presencia 20 minutos de una clase y luego se retira, yo se que esa persona, es muy posible que no vuelva al dojo y que ha perdido un oportunidad de descubrir un mundo fascinante, pero lo mas triste fue que se acerco, hizo un esfuerzo, abrió una puerta, observo pero no dejo que la vista se acostumbre a la luz y por tanto se marcha con la misma idea sobre Aikido con la que vino, es decir: ninguna.
He escuchado a Sensei Picciola decir: "para practicar un arte macial, lo primero que hay que tener es paciencia" y es una gran verdad; del mismo modo he escuchado a Raúl decirme en un tono mas coloquial pero no menos acertado: "no existe el delivery de Aikido" y agrego yo: "y ojalá nunca exista".
Además se debe tener en cuenta el respeto hacia el sensei o maestro y hacia el dojo. Cuando un Sensei permite a un visitante presenciar una clase esta abriendo las puertas de su clase y su sabiduría; uno no puede, o no debería parase e irse sin más. Es por lo menos una descortesía a quien nos abre la puerta de su segundo hogar, de su dojo. Debería al menos, presencia una clase entera
Y cuando un sensei nos permite ser parte de su clase él nos está aceptando como alumnos y comprometiéndose a enseñarnos todo lo que sabe y lo que aprenderá en el futuro. De la misma forma nosotros debemos comprometernos a aceptar sus indicaciones y correcciones y asistir a sus clases. No es un contrato escrito, es un contrato tácito, entre alumno y maestro, es un contrato de respeto.
Por todo esto creo que mejor que ver una clase es participar de ella, y si un visitante tiene la suerte de poder apreciar el potencial de un ejercicio, una técnica o un movimiento, entonces quizás encienda un chispa que lo haga volver para que luego de un tiempo de práctica se transforme en una hoguera que ya no pueda extinguir.

6 comentarios:

Patricio dijo...

esa fava!!!!! me quito el sombrero...

nos vemos en el dojo

Anónimo dijo...

Fava ! futuro recepcioniosta y RR.PP. del Dojo...............

Anónimo dijo...

Cada vez mejor todo lo que se pone en este blog.

¡¡SIGAN ASÍ!!

r.- el corre ambulancias dijo...

cada vez que alguien me consulta por el dojo para ver una clase, insisto casi hasta ponerme denso para que venga a entrenar, no a ver

aikido es un arte marcial que se digiere lento. no hay modo de apurar el aprendizaje. por suerte.

muy bueno el escrito, juan. totalmente de acuerdo

Naueru dijo...

Muy bueno sempai, muy bueno.

Anónimo dijo...

lo de visitante,......no tiene nada que ver con los piojos ,verdad?ja,ja! muy bueno Juan!